MISS MUÑECAS VUDU
San José, Costa Rica: Germinal, 2013 | 92 págs. | ISBN 978-9968-673-86-0 | Editor: Juan Hernández | Portada: Alejandro Marré
Todo es material, registro y base de la maquina literaria de Wingston González (y en ese sentido es uno de los últimos materialistas que quedan en este mundo tan ajeno de las utopías) que es un gran batidora; sino decir una gran demoledora de poesía. Estoy seguro que en el futuro los versos de Wingston se pueden interpretar como los estándares de jazz y que Wingston González es el Charly Parker de la poesía.
—Timo Berger
Entonces mi kimera, Faviola negra
entonces mi kimera, Faviola negra, la pauta gaita
melodica cerpiente de fuego a cecas, en su cuerpo entrada
se fue al baron, no floresio, no estaba en la lus, no desia
mi kimera, Faviola, mar de cantos de paganos
india y linda;
y hojos a porro, y oquedades a puertas
esta junto a mi, peremne, esta junto a jaulas
que aprisionan su sangre inmaculada, su bellesa descocida
de la obscuridad del onbro; fiera libertad el sacrilegio:
de alli no tornaste, mi cielo, te lo abia dicho
que comiensa el amor en el mar, jurabas
que la llubia lesbia no es mas languida
que el agua en una jaula es la lejania, que
entre tiniebla y una sonbra
a los alientos de tu noche en bela a los ba ladros
dabas de comer del arbol incensato
y «tan cibilizsados estos tipos», dijiste
«de la sienaga del mundo duros ermanos», llore
«de Asia furiosos lobos biolentos», insistias
mas contra Corinto el berbo confirma, tremulo por Cristo
que de la traision Eva sola se salba, Faviola
Eva sola se salba, mi amor